La Princesa IN irida
Un viaje por los tres elementos (tierra, aire y agua)
Nelson Mamián Guzmán
Noviembre 30 del 2011
Este es un viaje por los tres elementos. Tres historias y retazos de muchas más.
En estos cerros que,- nos dicen-“están llenos de tesoros”, se encuentran las plantas medicinales con las que los antiguos habitantes de acá, se alimentaban y se curaban de sus malos espíritus y de sus cuerpos ardientes. Con esas plantas, que aún se ven verdes a lo lejos, se ordena la vida colectiva y el territorio.
En estos cerros sagrados que se ven a lo lejos y, que, ahora veo como grandes elefantes nómadas en medio de la selva, se escuchan muchas historias de vidas, muchos mitos y leyendas antiguas y presentes¡!. He aquí retazos de algunas de ellas:
La Princesa Inírida
Mujer Puinave bella y elegante: Princesa. La parte alta del río de Leche era su hogar de nacimiento. Los animales de esta selva, que vivían en todas partes -hasta en el Brasil- estaban abrumados con ella, por eso hacían grandes recorridos para poder verla, admirarla y enamorarla.
Dicen que abusando de su poder, un animal dañino– de esos que no faltan en este mundo- intentó enamorarla. Sin que ella se diera cuenta le dio “quereme”!, con tal mala suerte de que esa pócima de amor, -nacida del jugo de un arbusto que nace en estos mismos cerros-, en vez de debilitarla para fuera, la debilitó para dentro, enloqueciéndola completamente. La Princesa, delirante y “loca”, salió volando desde su morada y como una flecha se enterró en el Cerro Pajarito, donde - dicen- aún habita para siempre. Una “boca” blanca -en medio del cerro- es la marca eterna por donde la princesa entró. Algunos dicen que nunca regresó, otros, en cambio, muestran otra boca -al otro lado del cerro- por donde se liberó.
De cerros, saltos y raudales
Los saltos y raudales son los hogares del guío o la anaconda. Saltos y raudales hay muchos por este rio. Cuentan que los hizo el “Huérfano” o “el que sabe que sabe”- personaje mítico de los indios Puinave-. Los hizo para que los peces que visitaron a la Princesa Inírida quedaran atrapados y no regresaran a sus hogares de origen. Un listo pez que halló la “trampa” se puso a pensar como vencer esas montañas sin morir en el intento: luego, en un espacio sin tiempo resolvió el acertijo brincando sobre las grandes piedras invisibles. Como un maestro en el arte de huir “saltaba para abajo y saltaba para arriba” explicándoles a los otros familiares la manera de escapar, con tal mala fortuna que en el último intento se chocó contra la piedra cerro, explotando y muriendo en el acto. No chocó por el azar del destino, sino por el poder sobrenatural del Huérfano que se había dado cuenta de su artimaña. Pez vivo, pez muerto.
Sofía Muller
Podría decirse que los raudales son y han sido las barreras naturales con las que los indios se conservan en sus costumbres, lenguas y culturas. Por acá no fue así O al menos no del todo). En 1945 llegó una mujer, con “poder divino” que cambió para siempre sus formas propias de ver y de pensar la vida, su espacio y su mundo.
Era una alemana de nacimiento e hija de un pastor protestante. Llega a esta selva cuando terminaba el auge del caucho; una época triste y cruel en la que los indios de la selva eran explotados y asesinados por empresarios extranjeros “amantes del caucho o del oro blanco”. Llegó cuando, los indios todavía eran considerados salvajes por las leyes de este querido país (Ley 89 de 1890) y la educación estaba a cargo de los misioneros católicos.
Ella si, como quien dice “vino, vió y venció”. Solita los convirtió a casi todos. Los indios Puinave y Curripacos que nacen y vivien es este rio, y los del Guaviare, del Guainía y de otros de por por acá, ya no hacen sus ceremonias y rituales como antes; ya no transmiten las tradiciones y saberes como lo hacían sus mayores; ya no bailan ni cantan sus canciones de origen. Ahora, sus prácticas ancestrales son voces y acciones del Demonio; sus danzas, poderes, flautas y rituales “son del Diablo”.
Hoy, un 90% de los Puinave son evangélicos. Su misión en esta vida es leer la Biblia transmitir sus escritos y beber de la palabra del Señor. El abuelo guía de esta comunidad –pastor desde hace más de 40 años - nos dice: “desde que llegó la señorita Sofía mi papá dejó todo lo antiguo ... abandonó los bailes, las flautas, las tradiciones y la chicha”. Yo antes – dice refiriéndose a las flautas sagradas del Yuruparí - “me la pasaba cantando y soplando al Diablo” , Ella nos prohibió todo lo propio: los objetos sagrados, las plumas, los tocados, los tambores e instrumentos, eran arrojados al fuego”.
La señorita Sofía fue Diosa de indios; la Mesías que los llevó al más allá. Fue emisora divina y fanática. Fue heroína “civilizadora de indios”. Fue puente y contacto con el Dios de los cielos en el que ella creía.
Recorrió estas selvas colombianas desde cuando tenía 17 años. Vivió sola entre los indios, conoció sus costumbres y aprendió su cultura y sus dialectos. Murió en 1995 con el deber cumplido (el de ella), llevándose en su alma “buena” o "mala" los sonidos originales de la jungla y de sus flautas y rituales ancestrales.
En sus años en Colombia se volvió mujer y mito. Dicen que sobrevivió a los caucheros y a otras magias y brujerías poderosas.
Su historia y su misión evangelizadora aún resuenan con fuerza, entre las voces y los ecos de esta selva. Los líderes de ahora le llaman la “señorita Sofía” o “mi tía Sofía”. Algunos con ironía otros con respeto. Uno la confundió hasta con Sofía Loren.
Lo increíble es que estos indios aún hablan en lengua: en Puinabe o Curripaco. Tal vez, lo único autentico que les dejó!!
Esta historia me envía directo y sin escalas al Ecuador, donde, Wade Davis cuenta la historia de los indígenas Aucas y su proceso de evangelización. Nate Saint “pasó una navidad melancólica, entristecido por “esas doscientas generaciones que se han ido a sus tumbas paganas sin conocer a nuestro señor Jesucristo.. Ellos no tienen Navidad!!!.. ojalá nosotros, que conocemos a Cristo, oigamos el lamento de los condenados al precipitarse de cabeza en las tinieblas sin Cristo y sin la menor oportunidad de salvación “” El Rio. Wade Davis. Pag 312
Notas:
Fotos: Nelson Mamián
Foto Sofía Muller. Tomada de un libro sobre el departamento de Guainía prestado por el capitán indígena Divino da Silva
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