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domingo, 13 de febrero de 2011

La selva

 La selva

Huehuetenango, Guatemala, Mayo del 2003
Nelson Mamián Guzmán / Colombia

Me piden que escriba algo y aquí estoy: el papel en blanco y las letras enredadas en la mente.

Mis recuerdos son dirigidos hacia un lugar hermoso (río Caquetá), a miles de kilómetros de mi origen. Estoy completamente solo, sentado en una canoa en medio de la selva amazónica y a la orilla de un mar de agua dulce, color chocolate; los objetos voladores sí identificados me quieren dejar sin sangre y un perro, que es mi única garantía, desea hacer lo mismo con mi escasa comida; la noche, hace rato, me abrazó con su sombra y tengo miedo..... Espero con impaciencia el regreso de los dueños del bote y de mi destino, una familia indígena Nonuya, que osó adentrarse en la selva sin mi compañía.

Ustedes se preguntaran que hace ese infeliz ahí... yo la verdad pensé lo mismo más de una vez; en realidad había aceptado un contrato con la Fundación Gaia - Amazonas, para que apoyara y asesorara jurídicamente al Consejo Regional Indígena del Medio Amazonas -CRIMA- y a todas aquellas comunidades afiliadas a esta organización, las que viven alejadas y olvidadas por siempre en esos verdes parajes  de Colombia,.. Sí, aquí estoy temblando de miedo y desesperanza.

Luego de un eterno esperar, escuche unas voces enviadas con palabras ininteligibles y observé las primeras luces de sus linternas. Estoy a salvo pensé. Mientras mi corazón bajaba la marcha, el motor Yamaha aceleraba la propia para dirigirnos, río abajo, rumbo a la casa de mi nueva familia. En ese lugar mágico permanecí una semana; esta familia joven me acogió con su hospitalidad y sonrisa y me alimentó con sus manjares amazónicos preparados con yuca brava y pescado ahumado; les devolví sus atenciones con agradecimientos, alimentos de saber que multinacional y muchas leyes...  Al retorno de mi viaje me contaron una historia sobre esta familia; me dijeron que la mujer no se casó por amor sino fue el producto del pago de una deuda; supe que, por error, su hermano había envenenado al hermano de su actual esposo, lo que generó un serio conflicto familiar; los mayores de ambas familias se reunieron para saldar la deuda y de común acuerdo convinieron en que la matriz de ella debía devolver al varón perdido (como efectivamente sucedió después).... 

Cada lector o lectora puede sacar sus propias conclusiones, yo, a veces, me pongo a pensar en lo que sentiría y sentirá aquella bella joven mujer. Eso sí, aprendí que hay otros mundos con diversas realidades, cosmovisiones y situaciones y, como es elemental, diversas maneras de ordenar la vida comunal y familiar, así sea a un costo enorme de las libertades y sentimientos individuales.

Ahora que lo pienso nunca volví a esa casa ubicada en la llanura de la selva, en el centro del mundo. Me gustaría volver algún día para recordar viejos olvidos y a bañarme en sus aguas cristalinas. Espero que la vida me dé vida para recrear esos tiempos y espacios hoy perdidos.
Aquí estoy: las letras enredadas en el papel y la mente en blanco.



Rio Caquetá. Foto NM-
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